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El Enojo: mitos y realidades


Antes de empezar este post quisiera que te preguntaras, ¿El enojo sirve o no sirve para algo? Si la respuesta es que sí sirve para algo, trata de traer a tu mente ¿para qué funciona en tu vida? ¿Cómo reaccionas cuando te enojas? ¿Lo callas? ¿Lo gritas? ¿Lo ignoras? ¿Lo planteas asertivamente?

Después de haber realizado esta pequeña introspección, ahora sí platiquemos del enojo y sus mitos y sus realidades.


El primer mito del enojo es que “NO ESTÁ BIEN ESTAR ENOJADO”. Creo que este es el mito más grave, ya que gracias a él, muchas personas intentamos reprimir el enojo en algún momento, le huimos a los conflictos que involucran algo de molestia o peor aún, nos tragamos todas esas emociones generadas cada vez que algo o alguien nos ataca y muy pocas veces ocupamos el enojo para realmente enfrentar y resolver algún problema. La realidad es que el enojo es una emoción adaptativa, necesaria para lograr poner LÍMITES cuando es necesario, poner un ALTO cuando alguien se está propasando conmigo, está abusando o está poniendo en riesgo mi vida, así que tiene una importancia fundamental en nuestras vidas, sin embargo, cuando no se nos permite manifestarlo y en su lugar se nos obliga a reprimirlo o negarlo, sin darse cuenta se nos está quitando la fuerza y el empuje que necesitamos para ponerle un alto a los demás o incluso para sobrevivir alguna circunstancia que amenace nuestra existencia.


Segundo mito “YO NO ME ENOJO, SON LOS DEMÁS LOS QUE ME HACEN ENOJAR”

Este pensamiento nos hace ser presas de los demás aun cuando tenemos siempre la libertad de elegir que emoción vamos a alimentar en nuestro interior. Aquí la pregunta sería ¿alguien externo a mí puede darme calma? Aunque pueda parecer que sí, la respuesta es negativa, nunca podría darme calma si yo pusiera mi mente en los pensamientos incorrectos o contrarios a la calma. Si yo estoy pensando solo en lo que odio, en lo que me enoja, por más que alguien quiera darme calma, nunca lo va a lograr. De la misma manera sucede en el sentido opuesto, así como nadie puede darme calma, NADIE puede quitármela. Con el enojo y con cada emoción sucede lo mismo, nada ni nadie puede hacerme sentir algo que yo no me permito sentir, tal vez en un primer momento la sensación me impacta, de manera inconsciente y tal vez incontrolable, pero segundos después, es mi decisión mantenerla en mi mente, crecerla o extinguirla.


Tercer mito “NO PUEDO SER AMOROSO CUANDO ESTOY ENOJADO”

Este mito daña las relaciones ya que, según mi opinión, se necesita justo lo contrario, necesito enojarme con amor, recordando que con quién me estoy enojando es una persona que amo, que siente y que es vulnerable a mis palabras, principalmente cuando hablamos de enojos con los seres más cercanos (Con los que casualmente son con los que más me permito enojarme y desfogar mi enojo de manera negativa). Muchas veces nos permitimos gritar, lastimar, juzgar o criticar solo porque estamos enojados y pensamos que eso nos da el derecho de hacerlo, pero no es así, nada es justificación para lastimarnos, y menos cuando hablamos de una situación común en la que ni mi vida ni mi bienestar físico o emocional se ven amenazados. En cambio, cuando nos enojamos con amor, recordando que más allá de mi molestia, el enojo por cualquier circunstancia pasará pero el amor permanecerá, y es el amor el que me ayudará a enojarme con prudencia, a cuidar lo que sale de mi boca, no a callar si no a manifestar mis necesidades pero con palabras amables. Es indispensable pues enojarme con amor cuando hablamos de los que me rodean en mi día a día, incluso con aquellos con los que me topo en mi camino y que según yo ni amo ni me importan, como cuando manejas por ejemplo, alguien te echa el auto encima y tú te enojas con amor, te sientes agredido por la situación porque no es algo que a nadie le agrade, sin embargo, tu amor por ti, por tu calma e incluso por el prójimo, puede generar que lo disculpes sin engancharte entendiendo que seguramente tuvo un mal día pero no arruinará el tuyo, así que lo dejas ir. Mágicamente, sales de esta situación tranquilo y sin perder tu calma, enojarte con amor una vez más logró que lo manejaras de una mejor manera.


Cuarto mito “ASÍ SOY YO, NO ES ALGO QUE PUEDA CONTROLAR”

Esta excusa la he escuchado muchas veces, argumentando que no es algo que este bajo el control de nosotros así que “si no les gusta, que se vayan, porque así soy yo y no voy a cambiar”. Pues no estoy de acuerdo en pensar que una persona sea sus acciones, sus acciones son reacciones de sus decisiones, y las decisiones las tomamos de manera constante aunque no siempre de manera consciente. Sin embargo, eso no me exime de la responsabilidad de mis emociones y de que soy yo quien decide cómo las maneja o hasta dónde las deja llegar. Así que es totalmente cierto que mi esencia no la pueda cambiar, sin embargo lo que decido hacer, por supuesto que lo puedo cambiar. ¿Fácil? Para nada, ¿Posible? Por supuesto que sí.


Quinto mito “LOS DEMÁS SIEMPRE HACEN COSAS PARA ENOJARME”

Este mito es tremendamente común, y cuando pensamos de esta manera pasamos mucho tiempo enojados, ya que vamos por la vida pensando que los demás están en nuestra contra, tomando todo personal incluso cosas que no tienen sentido, como el clima, o cosas fuera del control de cualquiera pero que en nuestro enojo, llegamos a pensar que el universo conspira contra nosotros. Es una manera dolorosa de interpretar la vida y genera relaciones muy conflictivas. Cuando esto sucede en las relaciones de pareja, entramos en un estado de tomarlo todo personal y pocas veces llegamos a la resolución real de alguno de los problemas que en un principio nos llevaron a molestarnos.

Resumiendo, tu enojo es tuyo y de nadie más, es tu responsabilidad y tú decides hasta donde lo dejas llegar, está en tus manos decidir qué quieres hacer con él y para que te va a servir en esta ocasión. Intenta usar tu enojo a tu favor y no en tu contra, que sirva para resolver problemas, para poner límites, para expresar asertivamente lo que sientes y piensas, y sobre todo, enójate con amor para que tu enojo no te lastime ni a ti ni a nadie.

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